La historia, basada en un libro del famoso escritor británico Somerset Maughan, transcurre en el lejano Oriente, como muchas historias del autor. Al Shangai de los años 20, dominado por los britanicos llega una joven pareja, un anodino bacteriólogo (Edward Norton) y su mujer (Naomi Watts), una joven de la buena sociedad londinense que se casó con él, solo por las presiones de su familia. En la ciudad la joven lleva una vida a aburrida hasta que conoce a un diplomático británico con el que tiene una aventura. Al enterarse su marido, decide vengarse llevandosela al interior de China, a una remota aldea azotada por el cólera. Emprenderan entonces un viaje, que como dicen en todas las reseñas "dará sentido a sus vidas" (perdonad por la falta de originalidad pero no se me ocurría otra cosa que no destripase el argumento) en uno de los paisajes más bonitos de la tierra.
Y eso sí, los paisajes son espectaculares, de salir de la sala con la boca abierta.
En fin, la película resulta ser un hermoso e íntimo drama, de eso de los de acabar al final con alguna lagrimita en el ojo. La historia es un poco previsible, y a veces algo lenta también. No llega a la altura de Memorias de África, pero es agradable de ver. Aunque igual el género masculino no piensa lo mismo.
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