domingo, abril 08, 2007

El origen del mal


Es decir Hannibal. Hace ya algún tiempo que tenía pensado comentar la última película sobre el caníbal más famoso de la pantalla. Pero en realidad no hay mucho que decir.
El argumento se centra en mostrarnos cómo el pequeño Hanníbal Lecter, un niño de buena familia querido y feliz, se convierte en un asesino antropófago, cuando ve como unos soldados de su Lituania nata, colaboracionistas de los nazis, se comen a su hermanita. Tras la guerra, el pequeño es enviado a un orfanato soviético, donde no le tratan muy bien, hasta que, gracias a su inteligencia, consigue escapar hasta Francia, donde su tía política le acoge. Ya en Francia empieza su carrera gastronómica al mismo tiempo que su venganza contra aquellos que mataron a su hermana.

Realmente, tampoco hay mucho más que contar. Eso sí, en su favor hay que decir que no es tan asquerosa como pensaba. No salen vísceras, ni mucha sangre, lo que siempre es de agradecer.

Lo más destacado de toda la película es sin duda el actor francés que da vida al famoso personaje, Gaspard Ulliel, todo un descubrimiento sin duda, al que ya pudimos admirar en Fugitivos de Techiné.
Aparte de eso, no hay nada más que destacar. Resulta la típica película de consumo rápido, para pasar el rato y no volver a acordarte de ella. Además es bastante previsible, no guarda ninguna sopresa. Explica la mente perturbada del protagonísta con el manido argumento, sociológicamente ya superado, de "soy malo porque el mundo me ha hecho así". Arguemento reforzado por el carácter de los soldados lituanos, unos desehechos de la humanidad, delicuentes, proxenetas, etc... cuya muerte nadie puede lamentar.

De todas formas, dejando ya a un lado la película. Lo qué más me sorprende es esa fascinación que parece suscitar el personaje de Hannibal Lecter, y que de verdad no entiendo. ¿Qué tiene que atrae tanto al público y le ha hecho convertirse en un icono de nuestro tiempo? ¿Porqué es un ser perverso? Sin duda no es el primero de la historia. No veo que hay club de fans de Gilles de Rais, por poner un ejemplo. ¿Por qué es inteligente? Bueno, la tele y el cine nos tienen muy mal acostumbrados, con malos rematadamente tontos, pero siempre hay alguno inteligente. O quizás ¿por qué a parte de ser malvado e inteligente, es también culto? Quizás sea eso, que en estos tiempos que corren somos todos un poco zoquetes y por eso nos llama la antención un perosanje así, culto, un bon vivant, hombre de mundo, de los que antes abundaban pero hoy apenas quedan.
En fin si alguién sabe cuál es la causa de tanta fascinación, que me lo explique por favor.

4 comentarios:

Palomo dijo...

Pues mira, te cuento...

Yo no he visto esta tercera película, precisamente porque quería seguir teniendo esa fascinación con el personaje de Hannibal. ¿Que a qué se debe?

Yo creo que lo que realmente era original del personaje (hasta que se han empeñado en volverlo tópico) era que Hannibal Lecter era un asesino, un torturador, un hombre que se regodeaba con lo que hacía, sin más motivación que "lo hago porque me da la gana".
No por estar resentido con el mundo, no por un intento de venganza, ni por calmar un alma atormentada.

La crueldad, pura y en esencia, simplemente por el mero placer de disfrutarla. Y todo ello con un refinamiento, una elaboración, que lo ponía a un nivel por encima de asesinos chapuceros, de matones de casquería.

Y su relación con Clarise es muy interesante. Porque no la acepta como igual, y se divierte jugando con ella al gato y al ratón. Pero, aún así, hay un cierto respeto, una cierta preocupación. E incluso cuando uno piensa que Hannibal nunca mataría a Clarise, no puedes estar seguro de que no se comería sus riñones acompañados con un buen Borgoña. Y eso conforma la dualidad del personaje y su complejidad.

Y eso, en un mundo cinematográfico en el que los malos necesitan justificar con biografías tristísimas o por motivos económicos lo que hacen, a mi al menos me parecía fantástico.

Lechuza dijo...

Sigo sin verlo. Sociópatas ha habido siempre, aunque es verdad que en los últimos tiempos proliferan más. Pero me parece un síntoma preocupante esa admiración que despierta. Qué valores favorecen esa fascinación.

Palomo dijo...

Ains... ¿Cómo que qué valores despierta esa fascinación? Hacer esa pregunta es como decir que todos los que juegan a rol se van a dedicar, yo que se, a hacer pociones de curación, o a intentar amaestrar osos... Jijiji.

En cuanto a lo de los sociopatas, estamos de acuerdo, ha habido siempre. Pero la gracia de este en concreto, es que su maldad, su forma de actuar, no venía motivada por un pasado atormentado, sino porque realmente le gustaba experimentar la maldad, de una forma refinada y metódica.

Y también era interesante por ser él quien escogía la forma de relacionarse, jugando un "tira y afloja" con Clarisse. Y ese juego, al contrario que en otras películas donde uno piensa: "Si, vale, muy amigos, pero seguro que al final se la carga" aquí tenía un resultado incierto. No se podía saber si Lecter mataría a Clarisse o no. Esa complejidad del personaje es lo que a mi me parecía tan interesante. :-)

Lechuza dijo...

ESo es un golpe bajo. Además no es lo mismo, cuando juegas eres consciente de que sólo es un papel, a no ser que estés muy mal de la cabeza.
en cuanto a lo de los valores, me explico. Estamos de acuerdo en que siempre ha habido sociópatas. La diferencia estriba en que en otras épocas se les miraba con horror, como mucho con cierta curiosidad morbosa. Mientras que ahora incluso se les admira. Valga como ejemplo las numerosas cartas que recibe Charles Mason.
En cuanto a Lecter, puedo entender que ejerza cierta fascinación por las razones que tu explicas, al menos en El Silencio de los corderos, pero me sigue pareciendo excesiva