miércoles, febrero 14, 2007

Hoy es el día....


Sí, como decía la cancíon de aquella popular
película española de los 60, hoy es San Valentín.

Ya sé que en el fondo es un día comercial, promocionado por el comercio para incrementar sus ventas en flores, joyas, tarjetas etc... Pero tampoco está mal dedicar un día al amor o ¿ si? Aunque claro, no os habéis preguntado nunca qué es el amor. ¿Es cómo dicen los científicos producto de las feromonas, la dopamina o cualquier otra sustacia? ? O es cómo lo vemos en las películas? Al fin y al cabo, muchas de las ideas que tenemos del amor están influenciadas por lo que leemos o vemos. Seguramente hay alguna escena de una película o algún pasaje de un libro que alguna vez hemos identificado con esta emoción. ¿Qué libro y/o película os parece que refleja mejor el amor?: el amor juvenil de Romeo y Julieta o la renuncia de Ilsa y Rick; el amor romántico del joven Werther o el que salen de las poesías de Bécquer o de los encendidos versos de Petrarca.
A mí me viene a la cabeza una película maravillosa y divertidísima que ni siquiera pude ver entera: La tumba de Roseanna. El protagonista Marcelo, (Jean Reno) es un tabernero de un pequeño pueblo italiano. Su mujer padece de corazón y puede morir de un momento a otro. Su único deseo es ser enterrada en el cementerio del pueblo junto a la tumba de su pequeña hija. Sin embargo sólo quedan tres tumbas vacías y el cacique del pueblo y dueño de los terrenos adyacentes al cementerio se niega a vender sus tierras para tal fin. El pobre Marcelo, que adora a su mujer, intenta por todos los medios cumplir el deseo de su mujer, utilizando ingeniosas estratagemas para evitar que nadie en el pueblo muera y le quite la tumba.
Eso si es amor. Quizás más sencillo y cotidiano que en otras películas, pero también más real. Es conmovedor ver los esfuerzos de Marcelo por cumplir los deseos de su mujer. También es conmovedor cuando le dice a su esposa, que en comparación con su sexy hermana, ella es hermosa porque cuando entra ilumina la estancia. O cuando se humilla ante el cacique del pueblo, con el que tiene una vieja enemistad, para que venda los terrenos para agrandar el cementerio. Eso sí es amor y no llenar una habitación de rosas.

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