lunes, junio 11, 2007

Aquellos maravillosos años

Tenía preparados para postear varios libros y películas, pero no he podido resistirme a esa pequeña joya de la publicidad que es el anuncio de Coca Cola, generación e los 80. Desde luego sabe como tocar la fibra sensible (aunque sepamos que utilizan nuestra nostalgia para vender más).

Será que cuando miramos atrás y recordamos nuestra infancia, sólo nos acordamos de lo bueno, no hay recuerdos tristes o desagradables. Lo vemos como un tiempo en que todo estaba por descubrir, lleno de ilusiones, donde el problema más grave era que te habían castigado en el colegio, o te habías peleado con tu mejor amiga y ya no os "ajuntabais", o que había lentejas para comer. Por eso, todo lo que nos recuerda a esos años infantiles nos parece maravilloso. Desde los programas de la tele (tan míticos como el "Un, dos, tres", "La bola de cristal" o "Los payasos de la tele", todavía soy demasiado joven para Orzowei), hasta la música, con aquellas canciones pegadizas de Parchis, Miguel Bosé y Teresa Rabal (y en mi caso he de confesar que también el Fary, ya se sabe, perversiones de la infancia).

Sin olvidar los libros de los Cinco (todo un clásico), de los Tres Investigadores o del Barco de Vapor. Y sin olvidarnos de la moda, esos pantalones bombachos (horribles), los abrigos marineros o las faldas escocesas (otra vez de moda, con el mismo tamaño, pero para adultos), y como dicen en el anuncio, esas hombreras que parecían de jugador de rugby. También me viene a la memoria esos inviernos lluviosos, en los que no nos despegabamos de las castiuscas y del chubasquero, o esas tormentas de verano que siempre nos pillaban en la playa, sin olvidar los avisos de galerna.



Todavía no estaban muy difundidos los videojuegos y los niños pasábamos más tiempo en la calle y en los prados (libres de ladrillo por entonces), jugano al carcayo, al escondite o a la comba.
Y no puedo olvidarme de Naranjito o del España- Malta, de la Quinta del Buitre y el Barça de Cruyff. Y más cosas que seguro se me olvidan.

Eran otros tiempos, y quizás como prueba de que vamos envejeciendo, miramos a los niños de ahora y nos parace que todo en nuesta época era mejor. Y cuando de repente vemos algo que nos recuerda a aquellos años, un anuncio, por ejemplo, un sentimiento extraño nos recorre el cuerpo, mientras dejamos la mirada perdida y asoma a nuestros labios una sonrisa llena de nostalgia.




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